Gracias a la experiencia profesional con la que contamos en Fetasa, sabemos desde hace muchos años que los productos que surgen gracias a las formulaciones que realizamos son idóneos para la restauración monumental, tanto en museos como en la conservación general del patrimonio artístico de un país.
De esta forma, el campo de la restauración se convirtió en una de nuestras actividades principales desde casi el inicio de nuestra propia andadura como empresa.
Así, en el blog de hoy vamos a hablar sobre uno de los principales usos de las formulaciones que trabajamos en Fetasa: los anclajes.
Los anclajes constituyen un medio esencial para garantizar la estabilidad de diversas estructuras ya que pueden usarse en forma muy ventajosa en cualquier situación en que se requiera de su ayuda de la masa del suelo con el fin de soportar un determinado estado de esfuerzos o tensiones.
Por ello, cuando hablamos de los tipos de anclajes, tenemos que destacar:
Temporales. Se utilizan de forma temporal, por ejemplo, para el sostenimiento de un muro pantalla cuando han finalizado los trabajos del mismo. El anclaje queda fuera de servicio y aunque la corrosión afecte las paredes metálicas no importa ya que su función ha sido cumplida.
Permanentes. Sujetan un muro de manera definitiva, como por ejemplo los muros de contención donde los anclajes son barras de acero con tratamiento anticorrosivo.
Químicos. Consiste en fijar una varilla roscada o barra corrugada de metal a hormigones fisurados o rocas. El material se inyecta en la perforación y puede realizarse también en muro de ladrillo en lugar de hacerlo de forma mecánica por fricción o enclavamiento.