Nos encontramos en verano, buen momento para hablar sobre un tipo de fachada interesante. En la constante evolución de revestimientos, la piel de un edificio se trata de un aspecto muy importante que puede ser interpretado y diseñado de diferentes maneras: texturas de materiales, colores, volúmenes…la fachada ventilada es una de ellas.
Este tipo de sistema otorga al edificio una autonomía para respirar por si mismo, creando además un flujo interior de aire que retiene calor en invierno y frescor en verano. Se trata de un sistema de revestimiento independiente de los parámetros del edificio, capaz de dejar una cámara ventilada entre él y el aislamiento.
Por tanto, la piel exterior corresponde a esta fachada ventilada seguida de un cerramiento interior quedando un espacio llamado cámara ventilada.
Este tipo de fachada cuenta con una subestructura metálica interior cuya función es sostener la capa exterior y su propio peso, absorber las dilataciones, así como fuerzas de seísmo. Se encarga de ayudar a crear la cámara de aire necesaria para un correcto funcionamiento de la fachada ventilada. Su configuración es primordial y el diseño de las juntas o su separación es fundamental ya que el flujo de aire de la cámara dependerá de ello.
Se considera uno de los sistemas más eficaces para solucionar el aislamiento del edificio, siendo capaz de eliminar los puentes térmicos y problemas de condensación, pudiendo obtener un excelente comportamiento térmico e higrométrico del edificio.
Desde Fetasa os resumimos algunas de las ventajas de este sistema de fachada:
No olvidemos además que este sistema permite múltiples acabados disponibles en el mercado, desde metálicos como el aluminio o el zinc a madera en distintos formatos pasando por tipo de hormigón, paneles de cemento, chapas, vidrio, fachadas cerámicas e incluso hasta piedra.