El mortero seco es, básicamente, la mezcla de distintos tipos de cemento o cales, aditivos y áridos de granulometría no superior a 4mm.
La diferencia con el mortero hecho “in situ”, es que el producto sale de fábrica con la precisa dosificación de sus componentes y de acuerdo con las prescripciones técnicas y normativa vigente. Precisando, únicamente, que en obra se deposite en el lugar que más interese donde poder realizar la mezcla definitiva añadiendo solamente el agua.
La tecnología que se desarrolla en la planta de fabricación de mortero seco garantiza tanto la calidad como la exacta composición del producto.
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La mayor exigencia y control en las obras de construcción, ha provocado un mayor desarrollo de los materiales empleados para dicho fin, entre ellos se encuentra el mortero y más concretamente el mortero seco.
La reciente tecnificación de los morteros ha hecho que en las últimas décadas haya habido un desplazamiento de los morteros hechos in-situ, en favor de los morteros industriales preparados en seco para su posterior amasado a pie de obra.
La fabricación en planta permite un mayor rigor en la dosificación y mezcla de cada uno de los componentes que se requieren para la confección del mortero, ello hace que se confiera al mortero de un alto grado de calidad y garantía para el constructor, difícilmente alcanzable con la preparación manual, donde el proceso de dosificación es prácticamente inexistente, o se hace de forma volumétrica y aproximada.