Es muy importante antes de aplicar cualquier producto, acondicionar el suelo para garantizar una adherencia correcta de la pintura. Debe estar en primer lugar, limpio, seco y sin grasa. Si se va a pintar sobre una capa de cemento antigua es preciso lijar las imperfecciones y eliminar las manchas de grasa con detergente, o con disolvente si se resisten. De lo contrario, es posible que la pintura no se adhiera sobre ellas. A continuación, se deja secar la superficie y se retira el polvo con un aspirador.
Si se quiere pintar sobre hormigón nuevo, hay que asegurarse de que el suelo está seco por completo. Si no han pasado al menos 25 días desde que se vertió el cemento (tiempo mínimo aconsejable para pintarlo) el suelo estará todavía húmedo. Durante el proceso de secado, es habitual que aparezcan en la superficie manchas blanquecinas que delatan la presencia de humedad y alteran el acabado de la pintura.Es necesario eliminarlas con una escoba o un cepillo humedecidos en una solución de ácido clorhídrico disuelto al 20% en agua. Finalmente se debe aclarar de forma abundante, dejar secar y barrer o aspirar la superficie. Al utilizar cualquier ácido es preciso emplear guantes de caucho, mascarilla y botas para protegerse, e intentar mantener el lugar de trabajo ventilado.