Durante las últimas semanas hemos visto que los revestimientos alimenticios permiten mantener las propiedades de las materias primas y conservar la calidad de los productos destinados a la ingesta humana.
Por ello, en Fetasa trabajamos en el revestimiento de depósitos alimenticios como es el caso de los depósitos de vino. Pero, ¿cuántos tipos de depósitos de vino existen?
Pues hoy terminamos nuestro especial sobre tipos de depósitos de vinos.
Los depósitos más conocidos y utilizados, gracias al buen equilibrio entre ventajas e inconvenientes son los depósitos de acero inoxidable.
La higiene es impecable ya que pueden utilizarse productos de limpieza, son movibles y se pueden crear de todas las formas que el material nos permita. Además, aunque se necesita una inversión elevada al principio duran muchísimos años sin cambiar sus propiedades.
Según el tipo de vino o producto que queramos hacer, se debe elegir el tipo de acero adecuado. Uno de sus principales inconvenientes es que el acero tiene una inercia térmica muy baja, es decir, al ser un metal bastante fino, el contenido puede cambiar rápidamente de temperatura.
Si los depósitos están en el exterior esto puede ser un problema, pero gracias a las camisas de frío que revisten los depósitos se puede controlar la temperatura del vino y hacer que las variaciones sean solo de algunas décimas.
Otros depósitos que hay que nombrar pero son muy poco comunes son los depósitos de fibra de vidrio y poliéster.
Estos depósitos son muy ligeros y baratos. No hacen la mejor calidad de vino, pero para fermentar rápidamente y luego pasar a barrica o a otro material se pueden utilizar.
Hoy en día se vuelven a utilizar materiales antiguos para la crianza como la cerámica, el vidrio o la piedra.